martes, 21 de agosto de 2007

¿Por qué confesarse?

Por Pbro. Dr. Eduardo Volpacchio

Un artículo que explica los motivos humanos y sobrenaturales de la confesión, para ayudarte a comprender mejor el sentido y finalidad del sacramento.
Todos tenemos muchas cosas buenas…, pero al mismo tiempo, la presencia del mal en nuestra vida es un hecho: somos limitados, tenemos una cierta inclinación al mal y defectos; y como consecuencia de esto nos equivocamos, cometemos errores y pecados. Esto es evidente y Dios lo sabe. De nuestra parte, tonto sería negarlo. En realidad… sería peor que tonto… San Juan dice que "si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros" (1 Jn 1, 9-10).

De aquí que una de las cuestiones más importantes de nuestra vida sea ¿cómo conseguir "deshacernos" de lo malo que hay en nosotros? ¿de las cosas malas que hemos dicho o de las que hemos hecho mal? Esta es una de las principales tareas que tenemos entre manos: purificar nuestra vida de lo que no es bueno, sacar lo que está podrido, limpiar lo que está sucio, etc.: librarnos de todo lo que no queremos de nuestro pasado. ¿Pero cómo hacerlo?
No se puede volver al pasado, para vivirlo de manera diferente… Sólo Dios puede renovar nuestra vida con su perdón. Y El quiere hacerlo… hasta el punto que el perdón de los pecados ocupa un lugar muy importante en nuestras relaciones con Dios.

Como respetó nuestra libertad, el único requisito que exige es que nosotros queramos ser perdonados: es decir, rechacemos el pecado cometido (esto es el arrepentimiento) y queramos no volver a cometerlo. ¿Cómo nos pide que mostremos nuestra buena voluntad? A través de un gran regalo que Dios nos ha hecho.

En su misericordia infinita nos dio un instrumento que no falla en reparar todo lo malo que podamos haber hecho. Se trata del sacramento de la penitencia. Sacramento al que un gran santo llamaba el sacramento de la alegría, porque en él se revive la parábola del hijo prodigo, y termina en una gran fiesta en los corazones de quienes lo reciben.

Así nuestra vida se va renovando, siempre para mejor, ya que Dios es un Padre bueno, siempre dispuesto a perdonarnos, sin guardar rencores, sin enojos, etc. Premia lo bueno y valioso que hay en nosotros; lo malo y ofensivo, lo perdona. Es uno de los más grandes motivos de optimismo y alegría: en nuestra vida todo tiene arreglo, incluso las peores cosas pueden terminar bien (como la del hijo pródigo) porque Dios tiene la última palabra: y esa palabra es de amor misericordioso.

La confesión no es algo meramente humano: es un misterio sobrenatural. Consiste en un encuentro personal con la misericordia de Dios en la persona de un sacerdote.

Dejando de lado otros aspectos, aquí vamos sencillamente a mostrar que confesarse es razonable, que no es un invento absurdo y que incluso humanamente tiene muchísimos beneficios. Te recomiendo pensar los argumentos… pero más allá de lo que la razón nos pueda decir, vale la pena acudir a Dios pidiéndole su gracia: eso es lo más importante, ya que en la confesión no se realiza un diálogo humano, sino un diálogo divino: nos introduce dentro del misterio de la misericordia de Dios.

Algunas razones por las que tenemos que confesarnos

1. En primer lugar porque Jesús dio a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. Esto es un dato y es la razón definitiva: la más importante. En efecto, recién resucitado, es lo primero que hace: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar " (Jn 20, 22-23). Los únicos que han recibido este poder son los Apóstoles y sus sucesores. Les dio este poder precisamente para que nos perdonen los pecados a vos y a mí. Por tanto, cuando quieres que Dios te borre los pecados, sabes a quien acudir, sabes quienes han recibido de Dios ese poder.
Es interesante notar que Jesús vinculó la confesión con la resurrección (su victoria sobre la muerte y el pecado), con el Espíritu Santo (necesario para actuar con poder) y con los apóstoles (los primeros sacerdotes): el Espíritu Santo actúa a través de los Apóstoles para realizar en las almas la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.

2. Porque la Sagrada Escritura lo manda explícitamente: "Confiesen mutuamente sus pecados" (Sant 5, 16). Esto es consecuencia de la razón anterior: te darás cuenta que perdonar o retener presupone conocer los pecados y disposiciones del penitente. Las condiciones del perdón las pone el ofendido, no el ofensor. Es Dios quién perdona y tiene poder para establecer los medios para otorgar ese perdón. De manera que no soy yo quien decide cómo conseguir el perdón, sino Dios el que decidió (hace dos mil años de esto…) a quién tengo que acudir y qué tengo que hacer para que me perdone. Entonces nos confesamos con un sacerdote por obediencia a Cristo.

3. Porque en la confesión te encuentras con Cristo. Esto debido a que es uno de los siete Sacramentos instituidos por El mismo para darnos la gracia. Te confiesas con Jesús, el sacerdote no es más que su representante. De hecho, la formula de la absolución dice: "Yo te absuelvo de tus pecados" ¿Quien es ese «yo»? No es el Padre Fulano –quien no tiene nada que perdonarte porque no le has hecho nada–, sino Cristo. El sacerdote actúa en nombre y en la persona de Cristo. Como sucede en la Misa cuando el sacerdote para consagrar el pan dice "Esto es mi cuerpo", y ese pan se convierte en el cuerpo de Cristo (ese «mi» lo dice Cristo), cuando te confiesas, el que está ahí escuchándote, es Jesús. El sacerdote, no hace más que «prestarle» al Señor sus oídos, su voz y sus gestos.

4. Porque en la confesión te reconcilias con la Iglesia. Resulta que el pecado no sólo ofende a Dios, sino también a la comunidad de la Iglesia: tiene una dimensión vertical (ofensa a Dios) y otra horizontal (ofensa a los hermanos). La reconciliación para ser completa debe alcanzar esas dos dimensiones. Precisamente el sacerdote está ahí también en representación de la Iglesia, con quien también te reconcilias por su intermedio. El aspecto comunitario del perdón exige la presencia del sacerdote, sin él la reconciliación no sería «completa».

5. El perdón es algo que «se recibe». Yo no soy el artífice del perdón de mis pecados: es Dios quien los perdona. Como todo sacramento hay que recibirlo del ministro que lo administra válidamente. A nadie se le ocurriría decir que se bautiza sólo ante Dios… sino que acude a la iglesia a recibir el Bautismo. A nadie se le ocurre decir que consagra el pan en su casa y se da de comulgar a sí mismo… Cuando se trata de sacramentos, hay que recibirlos de quien corresponde: quien los puede administrar válidamente.

6. Necesitamos vivir en estado de gracia. Sabemos que el pecado mortal destruye la vida de la gracia. Y la recuperamos en la confesión. Y tenemos que recuperarla rápido, básicamente por tres motivos:
a) porque nos podemos morir… y no creo que queramos morir en estado de pecado mortal… y acabar en el infierno.
b) porque cuando estamos en estado de pecado ninguna obra buena que hacemos es meritoria cara a la vida eterna. Esto se debe a que el principio del mérito es la gracia: hacer obras buenas en pecado mortal, es como hacer goles en “off-side”: no valen, carecen de valor sobrenatural. Este aspecto hace relativamente urgente el recuperar la gracia: si no queremos que nuestra vida esté vacía de mérito y que lo bueno que hacemos sea inútil.
c) porque necesitamos comulgar: Jesús nos dice que quien lo come tiene vida eterna y quien no lo come, no la tiene. Pero, no te olvides que para comulgar dignamente, debemos estar libres de pecado mortal. La advertencia de San Pablo es para temblar: "quien coma el pan o beba el cáliz indignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor. (…) Quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11, 27-28). Comulgar en pecado mortal es un terrible sacrilegio: equivale a profanar la Sagrada Eucaristía, a Cristo mismo.

7. Necesitamos dejar el mal que hemos hecho. El reconocimiento de nuestros errores es el primer paso de la conversión. Sólo quien reconoce que obró mal y pide perdón, puede cambiar.

8. La confesión es vital en la luchar para mejorar. Es un hecho que habitualmente una persona después de confesarse se esfuerza por mejorar y no cometer pecados. A medida que pasa el tiempo, va aflojando… se «acostumbra» a las cosas que hace mal, o que no hace, y lucha menos por crecer. Una persona en estado de gracia –esta es una experiencia universal– evita el pecado. La misma persona en pecado mortal tiende a pecar más fácilmente.

Otros motivos que hacen muy conveniente la confesión

a) Necesitamos paz interior. El reconocimiento de nuestras culpas es el primer paso para recuperar la paz interior. Negar la culpa no la elimina: sólo la esconde, haciendo más penosa la angustia. Sólo quien reconoce su culpa está en condiciones de liberarse de ella.

b) Necesitamos aclararnos a nosotros mismos. La confesión nos "obliga" a hacer un examen profundo de nuestra conciencia. Saber qué hay «adentro», qué nos pasa, qué hemos hecho, cómo vamos… De esta manera la confesión ayuda a conocerse y entenderse a uno mismo.

c) Todos necesitamos que nos escuchen. ¿En qué consiste el primer paso de la terapia de los psiquiatras y psicólogos sino en hacer hablar al "paciente"? Y te cobran para escucharte… y al "paciente" le hace muy bien. Estas dos profesiones han descubierto en el siglo XX algo que la Iglesia descubrió hace muchos siglos (en realidad se lo enseñó Dios). El decir lo que nos pasa, es una primera liberación.

d) Necesitamos una protección contra el auto-engaño. Es fácil engañarse a uno mismo, pensando que eso malo que hicimos, en realidad no está tan mal; o justificándolo llegando a la conclusión de que es bueno, etc. Cuando tenemos que contar los hechos a otra persona, sin excusas, con sinceridad, se nos caen todas las caretas… y nos encontramos con nosotros mismos, con la realidad que somos.

e) Todos necesitamos perspectiva. Una de las cosas más difíciles de esta vida es conocerse o mismo. Cuando "salimos" de nosotros por la sinceridad, ganamos la perspectiva necesaria para juzgarnos con equidad.

f) Necesitamos objetividad. Y nadie es buen juez en causa propia. Por eso los sacerdotes pueden perdonar los pecados a todas las personas del mundo… menos a una: la única persona a la que un sacerdote no puede perdonar los pecados es él mismo: siempre tiene que acudir a otros sacerdote para confesarse. Dios es sabio y no podía privar a los sacerdotes de este gran medio de santificación.

g) Necesitamos saber si estamos en condiciones de ser perdonados: si tenemos las disposiciones necesarias para el perdón o no. De otra manera correríamos un peligro enorme: pensar que estamos perdonados cuando ni siquiera podemos estarlo.

h) Necesitamos saber que hemos sido perdonados. Una cosa es pedir perdón y otra distinta ser perdonado. Necesitamos una confirmación exterior, sensible, de que Dios ha aceptado nuestro arrepentimiento. Esto sucede en la confesión: cuando recibimos la absolución, sabemos que el sacramento ha sido administrado, y como todo sacramento recibe la eficacia de Cristo.

i) Tenemos derecho a que nos escuchen. La confesión personal más que una obligación es un derecho: en la Iglesia tenemos derecho a la atención personal, a que nos atiendan uno a uno, y podamos abrir el corazón, contar nuestros problemas y pecados.

j) Hay momentos en que necesitamos que nos animen y fortalezcan. Todos pasamos por momentos de pesimismo, desánimo… y necesitamos que se nos escuche y anime. Encerrarse en sí mismo solo empeora las cosas…

k) Necesitamos recibir consejo. Mediante la confesión recibimos dirección espiritual. Para luchar por mejorar en las cosas de las que nos confesamos, necesitamos que nos ayuden.
l) Necesitamos que nos aclaren dudas, conocer la gravedad de ciertos pecados, en fin… mediante la confesión recibimos formación.

Algunos motivos para no confesarse
1. ¿Quién es el cura para perdonar los pecados…? Sólo Dios puede perdonarlos.
Hemos visto que el Señor dio ese poder a los Apóstoles. Además, permíteme decirte que ese argumento lo he leído antes… precisamente en el Evangelio… Es lo que decían los fariseos indignados cuando Jesús perdonaba los pecados… (puedes mirar Mt 9, 1-8).

2. Yo me confieso directamente con Dios, sin intermediarios.
Genial. Me parece bárbaro… pero hay algunos “peros”…Pero… ¿cómo sabes que Dios acepta tu arrepentimiento y te perdona? ¿Escuchas alguna voz celestial que te lo confirma? Pero… ¿cómo sabes que estás en condiciones de ser perdonado? Te darás cuenta que no es tan fácil… Una persona que robara un banco y no quisiera devolver el dinero… por más que se confesara directamente con Dios… o con un cura… si no quisiera reparar el daño hecho –en este caso, devolver el dinero–, no puede ser perdonada… porque ella misma no quiere "deshacerse" del pecado.
Este argumento no es nuevo… Hace casi mil seiscientos años, San Agustín replicaba a quien argumentaba como vos: "Nadie piense: yo obro privadamente, de cara a Dios… ¿Es que sin motivo el Señor dijo: «lo que atareis en la tierra, será atado en el cielo»? ¿Acaso les fueron dadas a la Iglesia las llaves del Reino de los cielos sin necesidad? Frustramos el Evangelio de Dios, hacemos inútil la palabra de Cristo."

3. ¿Porque le voy a decir los pecados a un hombre como yo?
Porque ese hombre no un hombre cualquiera: tiene el poder especial para perdonar los pecados (el sacramento del orden). Esa es la razón por la que vas a él.
4. ¿Porque le voy a decir mis pecados a un hombre que es tan pecador como yo?
El problema no radica en la «cantidad» de pecados: si es menos, igual o más pecador que vos…. No vas a confesarte porque sea santo e inmaculado, sino porque te puede dar al absolución, poder que tiene por el sacramento del orden, y no por su bondad. Es una suerte –en realidad una disposición de la sabiduría divina– que el poder de perdonar los pecados no dependa de la calidad personal del sacerdote, cosa que sería terrible ya que uno nunca sabría quién sería suficientemente santo como para perdonar… Además, el hecho de que sea un hombre y que como tal tenga pecados, facilita la confesión: precisamente porque sabe en carne propia lo que es ser débil, te puede entender mejor.

5. Me da vergüenza…
Es lógico, pero hay que superarla. Hay un hecho comprobado universalmente: cuanto más te cueste decir algo, tanto mayor será la paz interior que consigas después de decirlo. Además te cuesta, precisamente porque te confiesas poco…, en cuanto lo hagas con frecuencia, verás como superarás esa vergüenza.
Además, no creas que eres tan original…. Lo que vas a decir, el cura ya lo escuchó trescientas mil veces… A esta altura de la historia… no creo que puedas inventar pecados nuevos…
Por último, no te olvides de lo que nos enseñó un gran santo: el diablo quita la vergüenza para pecar… y la devuelve aumentada para pedir perdón… No caigas en su trampa.

6. Siempre me confieso de lo mismo…
Eso no es problema. Hay que confesar los pecados que uno ha cometido… y es bastante lógico que nuestros defectos sean siempre más o menos los mismos… Sería terrible ir cambiando constantemente de defectos… Además cuando te bañas o lavas la ropa, no esperas que aparezcan machas nuevas, que nunca antes habías tenido; la suciedad es más o menos siempre del mismo tipo… Para querer estar limpio basta querer remover la mugre… independientemente de cuán original u ordinaria sea.

7. Siempre confieso los mismos pecados…
No es verdad que sean siempre los mismos pecados: son pecados diferentes, aunque sean de la misma especie… Si yo insulto a mi madre diez veces… no es el mismo insulto… cada vez es uno distinto… No es lo mismo matar una persona que diez… si maté diez no es el mismo pecado… son diez asesinatos distintos. Los pecados anteriores ya me han sido perdonados, ahora necesito el perdón de los "nuevos", es decir los cometidos desde la última confesión.

8. Confesarme no sirve de nada, sigo cometiendo los pecados que confieso…
El desánimo, puede hacer que pienses: "es lo mismo si me confieso o no, total, nada cambia, todo sigue igual". No es verdad. El hecho de que uno se ensucie, no hace concluir que es inútil bañarse. Uno que se baña todos los días… se ensucia igual… Pero gracias a que se baña, no va acumulando mugre… y está bastante limpio. Lo mismo pasa con la confesión. Si hay lucha, aunque uno caiga, el hecho de ir sacándose de encima los pecados… hace que sea mejor. Es mejor pedir perdón, que no pedirlo. Pedirlo nos hace mejores.

9. Sé que voy a volver a pecar… lo que muestra que no estoy arrepentido
Depende… Lo único que Dios me pide es que esté arrepentido del pecado cometido y que ahora, en este momento quiera luchar por no volver a cometerlo. Nadie pide que empeñemos el futuro que ignoramos… ¿Qué va a pasar en quince días? No lo sé… Se me pide que tenga la decisión sincera, de verdad, ahora, de rechazar el pecado. El futuro déjalo en las manos de Dios…

10. Y si el cura piensa mal de mi…
El sacerdote está para perdonar… Si pensara mal, sería un problema suyo del que tendría que confesarse. De hecho siempre piensa bien: valora tu fe (sabe que si estás ahí contando tus pecados, no es por él… sino porque vos crees que representa a Dios), tu sinceridad, tus ganas de mejorar, etc. Supongo que te darás cuenta de que sentarse a escuchar pecados, gratis –sin ganar un peso–, durante horas, … si no se hace por amor a las almas… no se hace. De ahí que, si te dedica tiempo, te escucha con atención… es porque quiere ayudarte y le importas… aunque no te conozca te valora lo suficiente como para querer ayudarte a ir al cielo.

11. Y si el cura después le cuenta a alguien mis pecados…
No te preocupes por eso. La Iglesia cuida tanto este asunto que aplica la pena más grande que existe en el Derecho Canónico –la ex-comunión– al sacerdote que dijese algo que conoce por la confesión. De hecho hay mártires por el sigilo sacramental: sacerdotes que han muerto por no revelar el contenido de la confesión.

12. Me da pereza…
Puede ser toda la verdad que quieras, pero no creo que sea un obstáculo verdadero ya que es bastante fácil de superar… Es como si uno dijese que hace un año que no se baña porque le da pereza…

13. No tengo tiempo…
No creo que te creas que en los últimos ___ meses… no hayas tenidos los diez minutos que te puede llevar una confesión… ¿Te animas a comparar cuántas horas de TV has visto en ese tiempo… (multiplica el número de horas diarias que ves por el número de días…)?

14. No encuentro un cura…
No es una raza en extinción, hay varios miles. Toma la guía de teléfono (o llama a información). Busca el teléfono de tu parroquia. Si ignoras el nombre, busca por el obispado, ahí te dirán… Así podrás saber en tres minutos el nombre de un cura con el que te puedes confesar… e incluso pedirle una hora… para no tener que esperar.

lunes, 20 de agosto de 2007

Pecado y Confesión

El sacramento de la penitencia, también llamado LA CONFESIÓN, es el sacramento instituido por Cristo, que perdona los pecados cometidos después del bautismo y obtiene la reconciliación con la Iglesia, al pedir perdón ante un sacerdote y recibir la absolución sacramental.
Pecado es todo acto, dicho, deseo, pensamiento u omisión contra la ley de Dios. Puede ser mortal venial.
EL PECADO MORTAL Destruye el principio vital de la caridad en el corazón del hombre, por una infracción grave de la ley Divina. Aparta al hombre de Dios, que es su fin último. Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones:
1. Violar uno de los mandamientos en materia grave.2. Plena advertenciia.3. Perfecto consentimiento.
El pecado mortal, si no es borrado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Dios y la muerte eterna del infierno.
EL PECADO VENIAL Deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. El pecado venial impide el progreso del alma; y quien lo comete merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone rápidamente o poco a poco a cometer pecado mortal. El pecado venial no rompe la alianza con Dios; no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por lo tanto, de la bienaventuranza eterna.

domingo, 19 de agosto de 2007

Condiciones para una buena Confesión

A. Examen de conciencia: Que consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido desde la última confesión.
B. Arrepentimiento: Que consiste en sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el pecado. (Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios)
C. Propósito de la enmienda: Que consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar; en estar dispuestos a evitar el pecado, cueste lo que cueste.
D. Confesión: Que consiste en decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el examen de conciencia.
Esta confesión de pecados debe ser:
Sincera: Es decir, sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible engañarlo.
Completa: Es decir, sin callarse ningún pecado
Humilde: Es decir, sin altanería ni arrogancia.
Prudente: Es decir, que debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin nombrar personas ni descubrir pecados ajenos.
Breve: Es decir, sin explicaciones innecesarias y sin mezclarle otros asuntos.
E. Satisfacción: Que consiste en cumplir la penitencia que nos impone el sacerdote, con la intención de reparar los pecados cometidos. Es obligatorio cumplir la penitencia, porque es parte del mismo sacramento.

sábado, 18 de agosto de 2007

Guía para el examen de conciencia.

Para facilitar el examen de conciencia, se presenta a continuación una guía en forma de preguntas. Lea despacio y medite cada pregunta y, si lo desea, haga una lista de sus pecados, aunque es preferible que no la utilice en la Confesión.
¿Cuanto tiempo hace que me confesé la última vez?¿Cumplí completamente la penitencia que me impuso el Sacerdote?¿Qué se me olvidó o que pecados graves callé en confesiones anteriores?
PRIMERO. AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS
“Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto,de la casa de la servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mi.No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos,Ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postraras ante ellas ni les darás culto” (Ex 20, 2-5; Dt 5, 6-9).
"¡Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento!" (Mt 22, 38-39).
“Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, solo a El darás culto” (Mt 4, 10).
» ¿Creo en Dios? ¿Doy testimonio de El? ¿Tengo en El una fe y una confianza firme y completa?» ¿Dudo o rechazo como verdadero lo que Dios ha revelado en las Escrituras (La Sagrada Biblia)?» ¿Me he desesperado, llegando a dudar de la bondad de Dios, de su justicia, de sus promesas y de su misericordia?» ¿He presumido de que Dios me salvará de todas maneras, aún son conversión y sin mérito?» ¿He sido indiferente, despreciando la acción y la fuerza de Dios en mi vida?» ¿He respondido al amor de Dios con tibieza?» ¿He cultivado un enfermizo orgullo propio, que me ha llevado a odiar a Dios?» ¿Le he dedicado suficiente tiempo a Dios en la oración personal y comunitaria?» ¿He hecho las cosas que requieren sacrificio, - con verdadero amor - y ofreciéndoselas al Señor?» ¿He cumplido en todo o en parte, alguna promesa hecha a Dios o a su iglesia?» ¿He sido supersticioso, o sea que le he atribuido una importancia de algún modo mágico, a ciertas prácticas legítimas o necesarias?» ¿He creído y/o consultado y/o usado: supersticiones, hechicerías, brujería, magia, (incluso la blanca), adivinos, quiromancia, “médium”, agüeros, horóscopos, cartas de naipe, “tazas de chocolate” y cosas parecidas; al igual que riegos, sahumerios, talismanes, “pencas de sábila”, filtros, maleficios, sortilegios, cábala, tarot, “carta astral”, alquimia, tabla ouija, santería, amuletos, vudú, gurúes, shamanismo, numerología, espiritismo, “yo soy”, necromancia, cuarzos, piedras, mantras, etc., y todo tipo de “objetos con poder” (Dt 18, 10-12; Jr 29, 8).» ¿He honrado y/o reverenciado y/o adorado a una criatura (cualquiera que sea) en lugar de Dios?. Como por ejemplo al dinero, al poder (o a los poderosos) al placer, o a las cosas materiales (como automóviles y pertenencias que se colocan por encima de todo, incluso de Dios).» He puesto fe, o he practicado, o me he dejado llevar por grupos, sectas o movimientos no Cristianos o que mezclan la verdad de Jesucristo con otras ideologías que contienen verdades, pero algunas mentiras muy disfrazadas por el demonio? Por ejemplo: El poder mental, la reencarnación, la falsa metafísica, el método Silva, el ocultismo, el espiritismo, la astrología, el tarot, la meditación trascendental, el yoga, el gnosticismo, el i-chin, “los viajes astrales”, los gurús, el inside, el avance, la dianética, la medicina holística, la parapsicología, la sofrología; la radiastesia, la homeopatía, la acupuntura y la acuprensión cuando van acompañadas de prácticas esotéricas. También la hipnosis y autohipnosis, las regresiones, la lectura del áurea, la terapia de olores y esencias florales, el esoterismo, la teosofía, la masonería, el rosacrucismo, el budismo, el hare krishna, la “canalización de espíritus o cháneling”, el tao, el feng sui y todo lo relacionado con el “new age” o la “nueva era”. Igualmente son movimientos o sectas no cristianas los mormones y los testigos de Jehová que no creen en Jesucristo como hijo de Dios (2Tim 4, 3-4; 1Tim 4, 1).» ¿He tentado a Dios, o sea que lo he puesto a prueba, dudando de su palabra, o de su obra, o de su bondad, o de su omnipotencia, o de su amor o poder?» ¿He cometido sacrilegio? O sea que ¿he profanado o tratado indignamente los sacramentos y las otras acciones litúrgicas, así como las personas (sacerdotes y religiosos) las cosas y los lugares consagrados a Dios?» ¿He tratado sacrílegamente la Eucaristía?» ¿He comprado o vendido artículos religiosos bendecidos?» ¿He sido ateo, o materialista práctico (agnóstico), he rechazado o negado la existencia de Dios?» ¿He orado muy poco o casi nada, olvidándome de ofrecerle al Todopoderoso mi trabajo amoroso y de darle gracias en oración al levantarme, al acostarme, y al recibir los alimentos?» ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?
SEGUNDO. NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO
“No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios” (Ex 20, 7; Dt 5, 11; Lv 19, 12).
“Se dijo a los antepasados: no perjurarás...pues yo digo que no juréis en modo alguno” (Mt 5, 33-34).
» ¿He empleado el nombre de Dios en cosas diferentes a Alabarlo, Bendecirlo y Glorificarlo?» ¿He abusado del nombre de Dios, es decir, he usado inconvenientemente el nombre de Dios, o de Jesucristo, o de la Santísima Virgen María, o de algún Santo?» ¿He hecho promesas a otras personas en nombre de Dios, comprometiendo el honor, la fidelidad, la veracidad y la autoridad divina? ¿he sido infiel a esas promesas?» ¿He blasfemado; o sea que he proferido contra Dios –interior o exteriormente– palabras de odio, de reproche, o de desafío? ¿He injuriado a Dios, faltándole al respeto en las expresiones?» ¿He jurado en falso, sin necesidad, sin prudencia, o por cosas de poca importancia?» ¿He perjurado, o sea que he hecho una promesa que no tengo intención de cumplir?» ¿He jurado hacer algún mal? ¿He tratado de reparar el daño que haya podido seguirse?
TERCERO. SANTIFICAR LAS FIESTAS
“Recuerda el día sábado (hoy domingo) para santificarlo.Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,Pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios.No harás ningun trabajo” (Ex 20, 8-10; Dt 5, 12-15).
“El Sábado ha sido instituido para el hombrey no el hombre para el sábado.De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado” (Mc 2, 27-28)
» ¿He trabajado o he hecho trabajar sin necesidad urgente en día de precepto?» ¿He utilizado mi tiempo del día del precepto, en actividades indecorosas u otras diferentes al compartir familiar y crecimiento espiritual? (Estudio de las Sagradas Escrituras, reflexión, meditación, cultura, etc., que favorecen el crecimiento de la vida interior, familiar y cristiana).» ¿He faltado deliberadamente a la celebración eucarística (La santa Misa) de algún domingo o día festivo?» ¿Me he distraído voluntariamente durante la Eucaristía, y/o he asistido físicamente, pero con el “corazón y la mente en otro lugar”?» ¿He observado la abstinencia los viernes de cuaresma? ¿He ayunado el miércoles de ceniza y el viernes santo?» ¿Me he confesado al menos una vez al año? ¿He hecho penitencia y ayuno por mis pecados?» ¿He guardado la disposición del ayuno una hora antes del momento de comulgar?» ¿Me he confesado lo antes posible, después de cometer algún pecado mortal?» ¿He ayudado a la Iglesia en sus necesidades, en la medida que puedo?
Hasta aquí los mandamientos son referentes a nuestro AMOR a Dios.
En adelante, los mandamientos nos piden AMAR a los demás y a nosotros mismos
¡AMARÁS a tu prójimo como a ti mismo!
CUARTO. HONRAR A PADRE Y MADRE
“Honra a tu padre y a tu madre,para que se prolonguen tus días sobre la tierraque el Señor tu Dios, te va ha dar” (Ex 20, 12).
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo”“Honra a tu padre y a tu madre”,tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa:“para que seas feliz, y se prolongue la vida sobre la tierra” (Ef 6, 1-3; Dt 5, 16).
Examen como HIJOS
» ¿He irrespetado a mis padres? ¿He tenido sinceras actitudes de gratitud y amor por ellos?» ¿He desobedecido a mis padres o superiores en cosas importantes?» ¿He tenido un desordenado afán de independencia, que me lleva a recibir mal las indicaciones de mis padres, simplemente porque me lo mandan? ¿Me doy cuenta que esta reacción esta causada por la soberbia?» ¿Los he amenazado o maltratado de palabra o de obras, o les he deseado algún mal grave o leve?» ¿He dejado de ayudarle a mis padres en sus necesidades espirituales o materiales, pudiéndolo hacer, esforzándome?» ¿Me enfado y peleo con mis hermanos y compañeros? ¿He dejado de hablarme con ellos, y no pongo los medios necesarios para la reconciliación?» ¿He dado mal ejemplo a mis hermanos o compañeros; y he sido egoísta o envidioso, queriendo siempre sobresalir, tener razón, etc.» ¿Me dejo llevar por el mal genio y me enfado con frecuencia sin motivo justificado?» ¿Me he sentido responsable ante mis padres del esfuerzo que hacen para que yo me forme, estudiando con intensidad, y cumpliendo con todo en el plantel educativo?» ¿Respeto toda autoridad a la que estoy sometido, y miro a estos superiores como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones? (Rm 13, 1-2).
Examen como PADRES
» ¿He degradado el amor conyugal a una simple e irresponsable procreación de hijos, sin importarme ni hacer algo por la educación moral y la formación espiritual de dichos seres fecundados?» ¿He dado mal ejemplo a mis hijos, no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares, o profesionales?» ¿He corregido a mis hijos siempre con firmeza, con justicia y con amor, por su bien?» He cumplido la responsabilidad de evangelizar a mis hijos desde la primera edad, enseñándoles los misterios de la fe, mediante el testimonio de vida cristiana de acuerdo con el Evangelio?» ¿He prevenido e instruido a mis hijos sobre las malas compañías, enseñándoles los peligros?» ¿Los he forzado a recibir algún sacramento, sin la debida preparación?» ¿He impedido que mis hijos sigan la profesión o vocación que Dios les indica y desea para ellos; les he puesto obstáculos o los he aconsejado mal a propósito?» ¿Permito que estudien o trabajen, en lugares donde corre peligro su alma o su cuerpo?» ¿He tolerado escándalos o peligros morales o físicos entre las personas que viven en mi casa?» ¿Procuro hacerme amigo de mis hijos? ¿Les doy a conocer cómo es el origen de la vida, acomodándome a su mentalidad y capacidad de comprensión?» ¿En la familia, me enojo con facilidad, y me falta la amabilidad que expreso con extraños?» ¿He reñido con mi cónyuge? ¿Ha habido malos tratos de palabra o de obra?» ¿He abandonado parcial o totalmente a mi cónyuge y/o a mis hijos o padres?» ¿He dejado de ayudar en las necesidades espirituales o materiales a las personas que me rodean; pudiendo hacerlo –aun- con esfuerzo?» ¿He procurado ganar lo suficiente, y no malgastarlo, para poder mantener dignamente a mi familia?» ¿He elegido un establecimiento educativo, donde BIEN se nos ayuda, en la tarea de educar cristianamente a nuestros(s) hijo(s)?» ¿En el trabajo o en otra actividad, he ordenado o establecido cosas contrarias a la dignidad de las personas y a la ley natural?
QUINTO. NO MATAR
“No mataras” (Ex 20, 13).
“Habéis oído que se dijo a los antepasados:“No mataras”;y aquel que mate, será reo ante el tribunal.Pues yo os digo:Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal” (Mt 5, 21-22).
» La vida humana es sagrada. ¿He matado? ¿Me he atribuido el derecho de matar de modo directo y voluntario a un ser humano; sea el que sea?» ¿Le he hecho a alguna persona, algo, con intención de provocar indirectamente su muerte?» ¿Le he negado la asistencia a cualquier persona en estado de peligro?» ¿He llegado a herir a alguien? ¿he conducido irresponsablemente cualquier vehículo, colocando en riesgo mi vida y la de los acompañantes?» ¿He participado indirectamente y con conocimiento previo en cualquier acto donde se asesine alguna persona, y no he puesto mi total empeño para prevenirlo?» ¿He participado directa o indirectamente en algún aborto provocado? (Jr 1, 5). (se incurre en excomunión ipsofacto reservada al Obispo; o sea que es una forma como la Iglesia, manifiesta la gravedad de este crimen).» ¿He practicado la eutanasia, o sea, que he puesto fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas, o he consentido o ayudado a ello por acción o por omisión?» Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado..... ¿He intentado suicidarme?. ¿He colaborado voluntariamente en el suicidio de alguien?» El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo; y puede ocasionarle la muerte espiritual..... Por acción o por omisión... ¿He escandalizado a alguien arrastrándolo a una falta grave, o sea, haciéndolo pecar? » ¿Considero mi cuerpo como un “valor absoluto”, llegando a sacrificar todo a él, o he llegado a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo en un relativo “culto al cuerpo”?» ¿He abusado de la comida, del alcohol o licores, del tabaco o del cigarrillo, o de las medicinas?» ¿He usado drogas o sustancias alucinógenas? ¿He producido, o traficado o negociado con sustancias que incitan a prácticas graves, contrarias a la ley moral?» ¿He utilizado mensajes subliminales para dominar la voluntad de las personas? » ¿He puesto en peligro mi salud mental y espiritual, al querer distraerme con música que contiene mensajes subliminales que incitan a prácticas de violencia, rebeldía, y otras contrarias al verdadero amor que invita a practicar Jesucristo?» ¿He participado directa o indirectamente en secuestros, actos de terrorismo o torturas?» ¿He participado en amputaciones, mutilaciones, o esterilizaciones forzosas a personas inocentes?» ¿He ayudado a los moribundos a permanecer dignamente sus últimos momentos, acompañándolos en oración, y cuidando que reciban a tiempo los sacramentos?» ¿Tengo en mi corazón un deseo de venganza por el mal que me han causado? (Mt 5, 22).» ¿Siento odio, rencor o resentimiento por alguien; le he deseado el mal? ¿Quiero sanarme de esos sentimientos? (Mt 5, 44-45)» ¿He evitado todo conflicto, pelea o guerra, en la medida de mis capacidades?
SEXTO. NO COMETER ACTOS IMPUROS
“No cometerás adulterio” (Ex 20,14; Dt 5,17).
"Habéis oído que se dijo:“No cometerás adulterio”Pues Yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola,Ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5, 27-28).» ¿Me he dejado dominar por las pasiones? (para dominar las pasiones se requiere primero que todo, contar con la gracia de Dios, y hacer un esfuerzo reiterado en todas las etapas de la vida. Se requiere también la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales, y en espacial, la fidelidad en la oración)» ¿He faltado a la castidad por lujuria? (deseo o goce desordenado del placer sexual) ¿Por masturbación? ¿Por pornografía? (actores, comerciantes, publico). » ¿He mal usado los adelantos tecnológicos como la Internet, para charlas impuras, y acciones que llevan al vicio de la lujuria? ¿Me he percatado que a través del mal uso de estos medios hago pecar a otros?» ¿He fornicado? (Acto sexual entre hombre y mujer no vinculados en matrimonio sacramental)» ¿He manchado mi cuerpo en la prostitución? ¿Vendiendo o comprando placer? ¿Propicio la prostitución o negocio con ella?» ¿He forzado o agredido con violencia la intimidad sexual de una persona (incluso cónyuge) ¿He cometido incesto? (Relación sexual o violación cometida por los padres o educadores con los niños a su cargo) ¿He cometido “pedofilia”? (Relación sexual con niños)» ¿He tenido relaciones carnales homosexuales? (Rm 1, 24–27; 1Co 6,10; 1Tim 1,10; Gn 19, 1-29).» Si tengo tendencias homosexuales instintivas..... ¿He unido en oración mis dificultades al sacrificio de la cruz de Cristo, buscando siempre la práctica de la castidad, mediante el dominio de si mismo, y ayudado mediante la gracia sacramental en la practica constante de la comunión y demás sacramentos?.
ESPOSOS
» ¿He sido completamente fiel en mi matrimonio? (Mt 5,32; 19,6; Mc 10,11; 1Co 6, 9-10; 1Co 6, 9-10; Os 2,7).» ¿He roto, el libre contrato matrimonial con el divorcio? (Mc 10, 9).» ¿He vivido en poligamia? ¿He dejado esas relaciones conyugales ilícitas? ¿Estoy cumpliendo con los deberes contraídos con esa(s) mujer(es) y los hijos?» ¿He tenido relaciones carnales cometiendo el grave incesto? (1 Co 5, 1 4-5; Lv 18, 7-20).» ¿He vivido en unión libre? O ¿He vivido en concubinato o en unión a prueba?» No tengo hijos, y ¿he evitado la fecundidad en mi matrimonio? » ¿He usado métodos anticonceptivos diferentes a los que exige una continencia periódica (parar las relaciones sexuales por pocos días) y una auto observación; permitiendo así utilizar el recurso de los períodos infecundos? (son contrarios, por ejemplo: condones, pastas, espumas, óvulos, inyecciones, y todo tipo de fármacos anti- ovulantes, etc.)» ¿He usado o propiciado métodos anticonceptivos micro abortivos que obligan a salir del útero el feto ya fecundado en las trompas? (por ejemplo: la “T”, la “S”, y demás objetos físicos que se introducen en el útero).» ¿He utilizado técnicas reprobables de fecundación artificial, o de esterilización directa (ligadura de trompas, vasectomía)» ¿He practicado el onanismo? o ¿el coito interrupto? (ver Génesis 38, 9-10).
SÉPTIMO. NO ROBAR
“No robarás” (Ex 20, 15; Dt 5, 19).
“No robarás” (Mt 19, 18).
» ¿He tomado, retenido o cogido injustamente cualquier bien ajeno, contra la voluntad razonable de su dueño?» ¿He defraudado, engañado o estafado a alguien en algún negocio o actividad mercantil?» ¿He pagado salarios injustos, que no estén de acuerdo al desempeño de la persona?» ¿He elevado los precios de mis bienes, especulando con la ignorancia o las necesidades ajenas?» ¿He participado de alguna manera en la corrupción, mediante la cual se trata de cambiar el proceder correcto, por el que mas convenga?» ¿He trabajado mal?, ¿he robado tiempo en mi trabajo?, ¿he defraudado a mis patrones?» ¿He defraudado físicamente al Estado, en los impuestos justos y razonables que se revierten en beneficio de la comunidad? (ver justicia conmutativa y justicia distributiva 2409 – 2413 del nuevo Catecismo de la Iglesia Católica)» ¿He falsificado documentos o utilizado actos engañosos?» ¿He despilfarrado mis bienes o los que he tenido a cargo? ¿he gastado en exceso o en cosas suntuarias, buscando desmedido placer o prestigio?» ¿He causado daño a las propiedades o bienes públicos o privados?» ¿He incumplido promesas o contratos moralmente justos? ¿he faltado sin justa causa en contratos comerciales, de compra o venta, de arriendo o de trabajo etc.?» ¿He apostado injustamente, o he hecho trampas en juegos de azar, causando perjuicio?» ¿He invertido en mascotas, sumas de dinero muy altas, que ayudarían a remediar mejor la miseria humana?» ¿He hecho sufrir inútilmente a algún animal? ¿He sacrificado sin necesidad la vida de algún animal?» Al trabajar, ¿He colocado el lucro personal como la norma exclusiva y el fin único de mi actividad económica; olvidándome de los derechos fundamentales de mis trabajadores o compañeros, y olvidándome de realizar mi trabajo como servicio a los demás? “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 24; Lc 16, 13).» ¿He ayudado con amor a los pobres? ¿he practicado las obras de misericordia y la caridad?
OCTAVO. NO LEVANTAR FALSO TESTIMONIO NI MENTIR
“No darás testimonio falso contra tu prójimo”(Ex 20, 16)
“sea vuestro lenguaje “Si, si”; “No, no”:que lo que pasa de aquí viene del maligno”(Mt 5, 37)
» ¿He dicho mentiras? ¿He dicho mentiras con la intención de engañar? (Ef 4, 25).» ¿He dado un falso testimonio públicamente? (Pr 19, 9)» ¿He cometido “perjurio”, o sea, he dicho bajo juramento cosas contrarias a la verdad?» ¿He dañado la reputación de alguien, con actitudes o palabras injustas?» ¿He enjuiciado (o juzgado) un defecto moral del prójimo, incluso tácitamente, sin tener fundamento suficiente para realizar dicho juicio?» ¿He cometido “maledicencia”, o sea, que sin razón objetivamente válida, he manifestado los defectos y faltas del prójimo a otras personas que no conocían dichos defectos? (Si 21, 28).» ¿He calumniado, mediante palabras contrarias a la verdad, dañando la reputación de otros?» ¿He halagado o adulado –a otra persona–, en la malicia de sus malos actos, y en la perversidad de su conducta, haciéndome cómplice de vicios y pecados graves?» ¿He faltado contra la verdad por vanagloria o jactancia; o por ironía?» ¿He faltado, al revelar los secretos profesionales?; ¿O al no guardar las confidencias hechas bajo secreto? (Si 22, 22).» ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que la mantenían? ¿He abierto o leído correspondencia u otros escritos contra la voluntad de sus dueños?» ¿He hablado mal de los demás; con el pretexto de que me contaron o de que se dice por ahí?
NOVENO. NO CONSENTIR PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS, y NO DESEAR LA MUJER DEL PRÓJIMO.
“No codiciarás la casa de tu prójimo,ni codiciarás la mujer de tu prójimo,ni su siervo, ni su sierva, ni su buey ni su asno,ni nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17).
“El que mira a una mujer deseándola,ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt 5, 28).
» ¿He aborrecido la concupiscencia de la carne, es decir, he rechazado ese deseo o apetito sensible de la carne que lucha contra el espíritu? (Ga 5, 16-17 24; Ef 2, 3).» ¿He orado para alcanzar de Dios la gracia de la pureza y la limpieza de corazón?» ¿He luchado por la pureza de la mirada exterior e interior(imaginación); mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros? “la vista despierta la pasión de los insensatos” (Sb 15, 5).» ¿He faltado contra el pudor del cuerpo, que es modestia y discreción; así como contra el pudor de los sentimientos?» ¿Me he dejado llevar por las presiones de la moda, usando públicamente vestidos o prendas que excitan sensualmente a personas del otro sexo, y causan miradas, deseos y/o pensamientos indecorosos?» ¿He participado de alguna manera en pornografía, o en actos o espectáculos exhibicionistas?» ¿He mal usado el Internet, la televisión u otros medios de comunicación para charlas o “distracciones” que llevan a deseos, pensamientos, y/o actos impuros?» ¿He irrespetado y/o lesionado el pudor de niños o adolescentes?
DÉCIMO. NO CODICIAR LOS BIENES AJENOS
“No codiciarás nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17).
“Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt 6, 21).
» ¿He codiciado o deseado enfermizamente los bienes ajenos?» ¿He caído en la avaricia, o sea la pasión inmoderada por las riquezas materiales, y el poder sobre ellas? “el ojo del avaro no se satisface con su suerte” (Si 14, 9)» ¿He sentido envidia, o sea, he sentido como “tristeza” ante el bien o el triunfo de los demás, y un deseo desordenado de poseer u obtener lo mismo, aunque sea en forma indebida?» ¿He deseado un mal grave al prójimo?» ¿He estado muy apegado a las cosas terrenales (dinero, vehículos, casas, terrenos, computadores etc) y ocupo casi todo mi tiempo en acumular esas “cosas materiales”?


jueves, 16 de agosto de 2007

Guía para un examen de conciencia breve



¿Has dudado o negado deliberadamente alguna de las verdades la Fe católica?

¿He practicado la superstición o el espiritismo?

¿He pronunciado palabras injuriosas contar Dios, con la intención de ofenderle?

¿He jurado con mentira o con duda de si era verdad? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?

¿He murmurado externa o internamente contra el Señor cuando me ha ocurrido alguna desgracia?

¿He faltado a Misa los domingos o los demás días de precepto?

¿He dejado de cumplir, sin motivo adecuado, el ayuno y la abstinencia en los días previstos por la Iglesia?

¿Me he confesado y he comulgado al menos una vez al año?

¿He callado por vergüenza, en alguna Confesión anterior, algún pecado grave?

¿He comulgado alguna vez en pecado mortal?

¿He desobedecido a mis padres y familiares? ¿Los he tratado sin el respeto y el afecto que merecen?
¿He defraudado con mi conducta la confianza que han depositado en mí?

¿He dado mal ejemplo en cosas importantes a las personas que me rodean, sobre todo a mis amigos?

¿Evito que las diferencias de opinión en cuestiones políticas, profesionales, etc., degeneren en indisposición, enemistad o incluso odio hacia las personas?

¿He causado un daño cierto a alguien en su persona o en sus legítimas propiedades? ¿He pedido perdón y he procurado reparar eficazmente el daño?

¿He hablado mal de otros sin tener mayor fundamento que "se dice" o la mera suposición?

¿He calumniado a alguien atribuyéndole acciones injuriosas que no ha cometido? ¿He descubierto ante los demás defectos graves de otras personas?

¿Me he comportado con deslealtad descubriendo ante otras personas, sin motivo serio y proporcionado, asuntos que me han sido comunicados privadamente, por razón de mi trabajo o por amistad?

¿He practicado, aconsejado o facilitado el aborto?

¿Me he puesto voluntariamente en ocasión de ofender a Dios gravemente? ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, por mi modo de vestir, por mi conducta desordenada, por mi consejo, etc.? ¿He tratado de reparar el escándalo?

¿Me dejo llevar por la pereza en el cumplimiento de mis deberes, particularmente en el trabajo?

 ¿Retraso o impido con mi conducta el trabajo de los demás?

¿Me embriagado o he comido con exceso? ¿He tomado droga?

¿He puesto en peligro mi vida y la vida de los demás conduciendo imprudentemente, bien por exceso de velocidad o no conocerlo en las debidas condiciones?

¿He utilizado la sexualidad en contra de los planes de Dios, ya sea conmigo o con otras personas?

 ¿Aprendo a dominarme y a controlar mis pasiones, o me dejo dominar por ellas?

¿He caído en pecados gravemente contrarios a la castidad (masturbación, fornicación, relaciones prematrimoniales, actividades pornográficas, prácticas homosexuales)? ¿Había circunstancias –de parentesco, matrimonio, sexo– que agravasen esas acciones?

¿He utilizado a los demás buscando el placer sexual de modo egoísta, ya sea con la mirada, el pensamiento o las conversaciones? ¿He buscado ese placer con las lecturas, las películas, la televisión, la radio, internet, o con mi asistencia a espectáculos poco recomendables?

¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿He restituido o reparado?

¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?

¿He malgastado el dinero haciendo gastos excesivos o innecesarios?

¿Doy limosna generosamente de acuerdo con mis posibilidades? ¿He rechazado ayudar a los demás en sus necesidades, pudiendo hacerlo?

¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse de ellas?

¿Me dejo dominar por la envidia deseando inmoderadamente lo que otros son o poseen?

¿He prestado mi apoyo a programas de acción social y política inmorales y anticristianos?

¿Renuncio por cobardía a defender a Cristo y a la Iglesia cuando son atacados en mi presencia?

¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi vida cristiana, la formación de mi conciencia y mis relaciones con Dios?

examen más exhaustivo en: http://confesarse.blogspot.com/2007/08/gua-para-el-examen-de-conciencia.html



miércoles, 15 de agosto de 2007

La Contrición; acto de contrición

Señor mío Jesucristo!, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, y también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me sea impuesta. Amén.